HOMBRES DE TARIMA Oscar Gómez




Deje que el público le haga creer a un hombre que es extraordinario, y pronto se verá a sí mismo como alguien que está por encima de la censura”
                                                                                                                  A.W.Tozer


El modelo de reunión actual que exalta la persona ha dado a luz lo que denomino “hombres de tarima”. En los últimos tiempos hay un amplio sector de la iglesia que está cada vez más fascinada con sus líderes.

Se define como celebridad "alguien que es públicamente celebrado, conocido, reconocido y tratado como especial o único". Este fenómeno está presente en la comunidad eclesial cuando unos pocos se convierten en el punto focal o el “ombligo” de la congregación.

La falsa ilusión de “celebridad” cristalizada en la puesta en escena de los hombres de tarima se convirtió en el mito dominante de nuestros tiempos afectando profundamente a la Iglesia. Este asombro extraño hacia ciertos líderes distorsionó la forma de pensar de la gente sobre el cristianismo, la iglesia, la vida y el ministerio cristiano.
Elevar a personas comunes que manifiestan algún don o habilidad espiritual también cambió la manera en que éstas se ven a sí mismas, cómo se comparan y relacionan con los demás.

La sobrevaluación no es nada nuevo, es tan antiguo como el apóstol Pablo y su relación con la iglesia de Corinto. Si bien no había medios electrónicos en el primer siglo para "exagerar" una personalidad y aunque hombres como Pedro, Pablo y Apolos no buscaban convertirse en especiales, algunos de los hermanos de Corinto se encargaron de hacerlo.
Pablo dejó en claro que nunca fue su intención ser distinguido del resto de sus hermanos; más bien esto fue un invento de la misma hermandad.

Esta inclinación de hacer que ciertas personas sean más grandes de lo que en realidad son no podemos ignorarla y este mal había comenzado a afectar a la iglesia de Corinto. Hay muchas razones para comprender que tiene una similitud en el pensamiento y el comportamiento de los cristianos de hoy.

Los hombres de tarima impiden el desarrollo espiritual de los demás. El apóstol Pablo cita como evidencia de su falta de crecimiento la fijación hacia líderes considerados especiales. (1° Cor. 1: 4). No es diferente en la iglesia de hoy. La verdad sin prejuicios es que sustituimos el protagonismo exagerado de esta clase de hombres por nuestro propio desarrollo. Alguien dijo que "La admiración sin aplicación termina finalmente en la frustración ". Este fenómeno retrasa indefectiblemente el crecimiento espiritual de la hermandad.

Los hombres de tarima promueven un comportamiento inmaduro ( 1° Cor. 3: 3-4). Pablo se refiere a los corintios como "niños". Una de las interpretaciones para niños ( nepios ) en 3: 1 significa "un adulto que muestra las características irresponsables de un niño", a una conducta infantil.
Tristemente nos estamos acostumbrando a los hombres de tarima. Esto nos conducirá inevitablemente a relaciones inmaduras y a un desvío de las escrituras.
Éstos personajes en realidad no son famosos o especiales a los ojos de Dios, son simples humanos a quienes Dios puede llegar a usar si quiere. ¡Porque es Dios quien hace todas las cosas y da el crecimiento real!

Los hombres de tarima son anunciados, atendidos como celebridades del evangelio, vistas como arquetipos. Éstos llegan a ser el centro de atención de su denominación o iglesia. El escenario y el púlpito colaboran para acentuar la personalidad y las cámaras de video los promueven, queramos o no.

Muchos cristianos primero crean una imagen de su líder y luego se familiarizan con esa imagen en lugar de verlos como realmente son. La mayoría son considerados “fuera de serie” no tanto por lo que son o hicieron, sino porque son muy conocidos por exhibición pública, como figuritas repetidas. No cabe duda que la sobreactuación y el abusivo protagonismo se convirtió en el valor más alto de las reuniones cristianas en la actualidad. Un pastor contemporáneo llegó a decir: "Me convertí en un producto de la imaginación de la gente. El “Carlos” que concibieron era diferente al que yo era de verdad".

Los hombres de tarima distorsionan la comprensión del ministerio (1° Cor. 3: 8-9). Aquí Pablo trata de presentar una visión correcta del servicio cristiano. La idea de celebridades del ministerio estaba afectando no solamente sus vidas personales, sino también la correcta comprensión y la genuina calificación de los propios ministerios. Esta cultura afectó a la Iglesia, la imagen misma de estos líderes alterando el funcionamiento del cuerpo de Cristo en cuanto al progreso espiritual de muchos discípulos.

Enfrentar la realidad de los hombres de tarima no es popular y trae sus consecuencias.

¿Hay alguna esperanza de cambio? 

En su enseñanza, Pablo nos da la manera correcta de pensar acerca de nuestros líderes espirituales presentando a Jesucristo como la única verdadera "celebridad", como él único extraordinario que merece la fama y el honor. Nos muestra todo un pueblo de sacerdotes que expresa su gracia y fe. El apóstol apela a la devoción bien dirigida, la cual debe estar anclada en la Palabra de Dios y no en la exaltación de ningún hombre.
El flagelo de los hombres de tarima, en el fondo y por desgracia, no hace a las sagradas escrituras relevantes, solamente trabaja para mostrar la relevancia del hombre.

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